ASÍ RECIBIÓ ANTONIO SECILLA LA NOTICIA DE SU NOMBRAMIENTO
Así recibió Antonio Secilla la noticia de su nombramiento como nuevo rector del Seminario Conciliar: «Asombro, agradecimiento e ilusión».
A Antonio Secilla la noticia del nombramiento como nuevo rector del Seminario Conciliar de Madrid lo ha pillado en Lyon, pocas horas antes de volver a Madrid, tras vivir unos días de la peregrinación de la DELEJU a Taizé. Han sido muchísimos los mensajes y las llamadas que ha recibido Antonio tras la publicación de los nombramientos, una demostración de afecto del clero madrileño y no solo. Familiares, amigos, todos querían felicitar al nuevo rector del Seminario Conciliar.
«Asombro, agradecimiento e ilusión». Estas son las tres primeras palabras que le vienen a la mente cuando empieza la entrevista. «El Señor va conociendo nuestras vidas y nosotros tenemos que responder desde esa confianza y de ese fiarme a lo que Él me llama, sabiendo además que cualquier servicio dentro de la Iglesia es lo más grande que podemos hacer. Es lo que el Señor nos ha enseñado, desde ese momento del Lavatorio de los Pies, y lo hace continuamente también hoy en día», subraya el nuevo rector del Seminario Conciliar.
Asombro, agradecimiento e ilusión
Asombro, pero pies en la tierra porque «no es ser rector del Seminario de Madrid algo más importante que una abuela que está rezando un Ave María en una parroquia, o una madre de familia que da de comer a sus hijos, o un padre cansado o un sacerdote de un pueblo, sino que, dentro de la misión que tenemos en nuestras vidas, lo importante es que vayamos respondiendo a lo que el Señor nos pide con humildad y sencillez. Eso no quita el asombro, porque además reconozco mi pobreza».
Agradecimiento: sobre todo al cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, y a toda la Iglesia «por esta misión, este encargo y esa confianza que ha depositado, no solo en mí, sino a todo un equipo». Porque el nuevo rector no se olvida del equipo con el que viene trabajando durante muchos años: «Es impensable que se pueda desarrollar esta tarea siendo yo solo, sino que tenemos estar allí al frente, todos unidos, con un equipo que ya considero, y así lo vivo, como una familia que el Señor me ha regalado aquí en Madrid».
Y la tercera palabra, ilusión, ante este nuevo reto: «Siempre el Espíritu Santo nos abre y nos propone nuevos desafíos. Siempre es algo muy enriquecedor y apasionante al mismo tiempo. Creo que este momento de la Iglesia es una bendición y tenemos que seguir respondiendo con humildad a los retos que el Espíritu nos suscita».
La noticia del nombramiento – como ya hemos dicho – la recibió en la ciudad francesa de Lyon tras vivir unos días con los jóvenes de la DELEJU la peregrinación a Taizé. Algo que, para Antonio Secilla, ha sido muy especial: «Considero que las cosas no suceden por casualidad, sino que el Señor va moviendo los hilos de nuestra historia personal. Y, de alguna manera, el Señor me ha ido preparando para recibir esta noticia desde esta convivencia con los jóvenes de Madrid. Para mí ha sido un tiempo de gracia ciertamente».
«En Taizé hemos podido reconocer la centralidad de la comunión, vivir todos unidos en Cristo que es el que nos llama a la unidad, a mirarle a Él y a mirarnos a nosotros a los ojos e ir más allá de las diferencias. Descubrir ese corazón y esa mirada que es el reflejo de la mirada de Jesús en cada uno, sea de la confesión que sea», ha subrayado Antonio tras vivir unos días en la comunidad de Taizé.
«Un sacerdote es, ante todo, una persona que ha conocido el amor y que vive para amar»
Han sido unos días de gracia en Taizé para el nuevo rector del Seminario Conciliar de Madrid y también muy especial por vivirlo como director del Secretariado de Vocaciones: «He ido viendo durante estos años como es el Espíritu Santo el que nos conduce, va iluminando y poniendo también en cada momento y en cada circunstancia lo que el Señor te quiere mostrar».
Y la primera palabra que le viene a la mente al pensar ‘Seminario’ es «alegría»: «Una alegría que surge de la comunión, de esa caridad que se vive allí y que es central. Recuerdo que me hizo bien un testimonio de un jesuita albanés, el Padre Anton Luli S.J., que estuvo mucho tiempo recluido, con trabajos forzados. Estuvo muchos años de su vida así y dio testimonio ante el papa Juan Pablo II y le comentó que cuando le liberaron se encontró después con uno de los carceleros en la calle y lo abrazó. Y él daba su testimonio diciendo que «un sacerdote es, ante todo, una persona que ha conocido el amor y que vive para amar». De ese conocimiento del amar es lo que surge la alegría».
¿De quién se acuerda uno ante este tipo de noticias?: «La verdad que estos días están siendo días de acordarme de muchas personas. Ahora mismo estoy en Lyon y me acuerdo de ese ministerio de San Ireneo, por ejemplo, pero también, por ser la fiesta de San Ignacio de Loyola, sus palabras me han acompañado y el Señor ha querido que se haga presente hoy».
«Me acuerdo de los sacerdotes, el cura de mi pueblo de Baena, cuando me ordenó, me dijo de no olvidarme de los sacerdotes de los pueblos. De alguna manera esas palabras siempre están en el corazón y reconozco la grandeza de quien entrega su vida en lugares pequeños, pero grandes a los ojos de Dios. Por supuesto me acuerdo de nuestro obispo auxiliar, don José Antonio, que me ha precedido y del cual he aprendido tanto. De don Jesús Vidal con el que comencé la etapa de formador y aprendí mucho de él y del rector Andrés García de la Cuerda, en mi época del seminario». Asimismo, Antonio Secilla también se acuerdo de muchos laicos «que me están acompañando hoy día y he ido descubriendo en estos años de sacerdocio que también ellos modelan mi corazón de pastor que está sin hacer y también viendo como son una riqueza y una bendición para los sacerdotes».
Un servidor ha podido estar en los últimos días con el nuevo rector del Seminario Conciliar. Puedo asegurar que en la Iglesia de Madrid hay muchas personas muy buenas. Y Antonio Secilla es una de ellas.